sábado, 20 de octubre de 2012

Chabela

De repente sonaba el teléfono de la casa y contestaba cualquiera de mis hijos:
- ¿Hola hij@ está tu mamá?
- ¿Quién habla? 
- ¡¡¿¿COMO QUE QUIEN HABLA??!!
- ¡¡Mamá, te habla mi tía Chabela!!

Chabela siempre fue una presencia constante en mi vida; aún cuando no la veía en meses ella estaba ahí. Siempre se preocupó por sus dos hermanos menores: Pepe y Yo.
Siempre fué siete años más grande que yo y hubo un tiempo en que en verdad pensé que estaba neurótica, de repente nos pegaba de gritos a Pepe y a mí cuando hacíamos travesuras: "pinche negra" pensaba yo. No la soportaba, siempre estaba en continua pugna por lo que sea con ella. 

- ¿Que tal huele esto? - Me dijo una vez mientras me ofrecía un botecito con esencia de vainilla. Yo tomé el botecito y me deleité con uno de los aromas más deliciosos que jamás había probado en mi larga vida a los 6 años; -Hummm, huele rico!!! - le dije. -Dale una probadita- fueron sus palabras mientras una sonrisa maliciosa se dibujaba en su rostro, misma que con toda mi experiencia a esa edad no pude detectar y ¡oh sorpresa!, la esencia de vainilla tiene uno de los sabores más espantosos que jamás ha tocado mi paladar!!; es por demás describir la carcajada que la "pinche negra" soltó al ver la cara que yo ponía al probar aquel elíxir. Por supuesto no me iba a quedar así y tuve que hacer exactamente lo mismo con mi hermano menor.

Chabela me enseñó a bailar "funky", "disco" y algo de cumbia. Cuando tenía 7 u 8 años me llevaba a las fiestas de la secundaria para que bailara con sus amigas y he de reconocer que en verdad lo disfrutaba. Aunque después hubo mucho tiempo en que dejé de bailar por hacerme el interesante.

Por alguna razón que nunca comprendí tenía muy buen sazón (tal vez por que en la secundaría llevaba el taller de cocina y repostería), en verdad cocinaba rico y las veces que ya grandes ambos yo iba a su casa y me ofrecía de comer, en las reuniones de las fiestas decembrinas o en cualquier reunión familiar en la que coincidíamos y ella llevaba algún guiso yo engullía gustoso lo que ella cocinaba; en especial el coctel de camarones que preparaba: una verdadera ambrosía.

Chabela fue un alma rebelde toda su vida y a veces yo la veía a la deriva hasta que conoció a Víctor: su marido. Entonces la frase "sentar cabeza" cobró todo sentido en ella. Víctor se convirtió en el paliativo que ella necesitaba. 

No obstante seguimos discutiendo muchas veces por cualquier tontería (incluido el peje). Ella le iba al Cruz Azul y yo al América, ella a los vaqueros de Dallas y yo a los 49ers de San Francisco. A mí me gusta la música a un volumen considerable y a ella no... Todo eso hacía de Chabela la hermana perfecta.

Hace una semana fuí a verla a su casa y estuvimos platicando acerca de nuestros padres, y lo último que me enseñó es que en nosotros está darnos la oportunidad de disfrutar lo que queramos.  

Es curioso como funcionan las cosas: siempre nos preparamos para la muerte de nuestros padres o tíos o padrinos o cualquier tutor por que de alguna manera sabemos que ellos se van a ir, pero nunca pensamos en nuestros hermanos.

Hoy ya no está con nosotros, Chabela murío hace 2 días de una insuficiencia cardiaca.... Ella era mi hermana mayor, la mejor hermana mayor que ha podido tener cualquier ser humano en este planeta... y yo la extraño mucho. 

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